30 de julio de 2008

"Uribe frente al Modelo Populista Bolivariano"



Ciutadans de Catalunya... Ja soc aquí"(I per la resta d'Espanya) jeje. En fin, siempre he querido decir esto, y espero que algún día lo haga en cierto balcón…



Pues sí, tras unos meses de ausencia, primero por unos interminables y odiosos viajes por nada más y nada menos que 37 países, y después por mis vacaciones; he estado out bastante tiempo, y ahora que vuelvo a casa, me encuentro un panorama que sinceramente, hace que me descojone de risa al pensar en un “colectivo de 11 millones de eruditos” ( ^ ). Pero tiempo habrá para ponerme con éllos.



Como primer post tras mi vuelta, un interesante artículo de Ignacio Peyró sobre las diferencias que hay entre el “modelo populista bolivariano” y la “receta liberal que aplica Uribe en Colombia”:


“Apártese el melenudo Che, que acá llega Uribe a copar las camisetas. Álvaro Uribe tiene más de un noventa por ciento de la estima popular a raíz del término feliz de la Operación Jaque que liberó a una Ingrid Betancourt de tan grato perfil mediático como controvertible perfil político. Más allá de este respaldo, conviene mirar al 53% del voto que consiguió en 2002 y que se convirtió en un 62% en 2006. En sus seis años en la presidencia de Colombia, Uribe sólo ha bajado una vez del setenta por ciento de aplauso entre los colombianos. Por escalafón, es el presidente más popular de las Américas pero esto sólo es significativo en tanto representa un ciclo de sólida confianza para Colombia. Es posible que algún día incluso el periodismo de izquierdas se dé cuenta.



A poco más de dos años del final de un mandato que de momento no puede renovar, los periodistas comentan que a Uribe se le ve con prisa. Con prisa reformista, exactamente: queda aún mucho por hacer. Enseña con satisfacción merecida el territorio que los colombianos le han recuperado a la guerrilla de las FARC. Incluso con la imperfección esencial a la política, estos años de Uribe han contribuido a restañar el buen nombre de Colombia y a sanear unas instituciones no hace tanto infiltradas masivamente por la corrupción y el narcotráfico. La inflación es baja. El paro –por lo menos- se mantiene. La moneda es fuerte. El país crece a un ocho por ciento. El crecimiento se ha de suavizar pero no es el crecimiento ilusorio de los petrodólares. Milagro de milagros, subió el turismo en el país que mira a los dos mares. Business Week ha dicho que Colombia es el mercado más pujantemente emergente del mundo, ahora mismo. Esto no es casualidad sino que es Álvaro Uribe.



Esa última pavesa de comunismo más indigenismo que son las FARC ha dejado ya atrás varias cabezas. Los paramilitares se han ido desarmando. Perdió fuelle el ELN, un tutti-frutti de bombas con teología de la liberación, pendiente ahora de su neutralización definitiva. Colombia no es Suiza pero el descenso en homicidios y secuestros ha sido remarcable. El Plan Colombia ha sido criticado por la ONU y por Amnistía Internacional: quizá esto no constituya del todo un honor pero el Plan fumiga las plantaciones y –ante todo- ha ayudado a recuperar un país que era de los colombianos y no sólo de los decrecientes fans de Tirofijo. Los cárteles son menos agresivos y permean menos abundantemente a la clase política. La regeneración institucional es cosa cierta: en un país quebrado por el medio, han resurgido las instituciones, la ley, el Ejército, la policía. Ha resurgido, decíamos, la confianza.



Por supuesto, puede haber habido algún engaño o alguna 'razzia' fronteriza en contra de las FARC pero no es lo mismo una guerrilla que un Estado de Derecho de cuya viabilidad hubo tanta duda. Ahí los equidistantes han tenido una gran ocasión para sentir vergüenza. Queden en todo caso como medida ejemplar la voluntad y la realidad de terminar con el terrorismo con la ley y con generosidad y sin atajos. Uribe ha aguantado con tanta firmeza como cintura el ser contramodelo del chavismo y hacer frontera con la izquierda carnívora de Chávez y sus peones. La liberación de Betancourt ha sido un éxito en términos de comunicación y de prestigio, moviendo a la alegría a tantas gentes de buena fe de todo el mundo. Falta ahora rematar el tratado de libre comercio con EEUU. Muchos creían jugar con sus presidentes y jugaban con Colombia. Ahora han perdido. Se alegran el Cauca y el Magdalena y saltan los espectros de Bello y de Larbaud. Era una resurrección impensable pero Colombia vuelve a tener futuro. Algún mérito cabe atribuirle a Álvaro Uribe aunque sea filoyanqui y de derechas.”


2 comentarios:

Andrés Álvarez dijo...

Como liberal y americanófilo, creo que las cosas no pintan mal. Podrán reprocharse muchas cosas a la política Uribe, pero por lo menos ha sabido garantizar lo que ya se tenía e incluso combatir para conseguir un poco más de, como reza el lema nacional, Libertad y Orden. Si los colombianos siguen así, se lograron avances, no quizá a grandes pasos pero sí con pequeñas acciones que acercan cada vez más al país a un modelo homologable de República democrática y liberal. Sería conveniente que sus vecinos brasileños, venezolanos y ecuatorianos tomasen ejemplo y dejasen de soñar con proclamas revolucionarias que sólo edifican cleptocracias y tiranías.

Un saludo después de tanto tiempo... :-)

Adamantio dijo...

Toatalmente de acuerdo, aunque Brasil está haciendo bastante bien sus deberes.

Ideas Libérrimas - 2008 -