Una mujer norteamericana mantiene durante toda la campaña electoral unas cuantas discusiones sobre política con su jefe. Tras la victoria de Obama, ella le confiesa a su jefe que votó por John McCain, y éste, poniendo una expresiva cara de asco, le dice que es una COMPLETA IDIOTA y procede a despedirla de forma inmediata.
No, no se trata de un hecho real, sino del argumento del capítulo de la semana pasada (capítulo 9 de la 5ª temporada) de la serie Boston Legal, que se desarrolló de la siguiente manera:
- La mujer despedida acude a sus abogados, alegando que ha perdido su trabajo por sus opiniones políticas, pues considera que su despido se basa en el hecho de haber votado por McCain. Dado que en USA la libertad ideológica, y por ende de voto, es sagrada, ella considera que su despido es totalmente improcedente.
- El empresario que la despide afirma que el cese de la relación laboral no se debió a que su ex - empleada votara por McCain, sino a que ella había demostrado se una COMPLETA IDIOTA, y que él no quería tener empleados con ese nivel intelectual a su servicio.
Su argumento para defender la corrección del despido se basa en que dicha señora se había pasado meses y meses defendiendo a Hillary Clinton como la candidata ideal para ser presidenta. No obstante, cuando se celebró la Convención demócrata en Denver, y Obama resultó elegido como el nominado demócrata, a la par que McCain elegía a Sarah Palin como compañera de ticket; nuestra “ilustre despedida” dio un giro radical a su opinión, y se convirtió en la más enfervorizada defensora de la candidatura de McCain, alegando que “la gobernadora de Alaska la había impresionado”, y que USA necesitaba “verdaderos americanos” en el gobierno.
De esta forma, el empresario justifica que el motivo del despido es haber demostrado una absoluta falta de inteligencia y no el sentido de su voto. Así, afirmó que “cualquiera que sea tu opinión sobre un determinado asunto, debes ser capaz defenderla, motivarla y dar un discurso correctamente articulado al respecto”.
Y aunque su ex – empleada nunca había sido la más brillante de la empresa, cuando se puso a soltar sus argumentaciones sobre política, mostró al resto del mundo, todo lo que podía dar de sí su cerebro. El empresario consideró ese nivel como insuficiente para permanecer en la empresa, y por ello la despidió. Pero como clara muestra de que no había habido una motivación política en el despido, añadir que, el propio empresario había votado también por McCain, por lo que sería absurdo despedir a una de sus empleadas por haber votado exactamente igual que él.
La diferencia se encuentra en que, mientras que el empresario votó al candidato republicano porque le gustaban sus propuestas fiscales para las pequeñas empresas, y además lo consideraba mucho más experto en seguridad nacional y asuntos internacionales; la empleada despedida fue absolutamente incapaz de dar un argumento racionalmente articulado de las causas que le habían llevado a pasar de defender acérrimamente las tesis de Hillary Clinton, a pasarse a unas absolutamente opuestas, como las que defendían el dúo McCain-Palin.
Así durante el interrogatorio, la empleada despedida trató de argumentar que lo más importante para decidir su voto fue la crisis económica, pero sin embargo, fue absolutamente incapaz de enumerar algunas de las propuestas económicas que Clinton presentaba en su programa, o incluso fue incapaz de mostrar alguna de las diferencias que separaban los programas de McCain y Obama (ni siquiera las más evidentes).
En los discursos de cierre de las partes, se pudieron oír los siguientes argumentos.
• Por una parte el abogado del empresario argumentó que dado que la legislación permite a los empleadores realizar pruebas a los empleados para comprobar su nivel de inteligencia a la hora de decidir si contratan o no a alguien, también es lícito proceder al despido si el empleador obtiene una palmaria evidencia de que cometió un error en la contratación, al darse cuenta de que la empleada que en su día consideró apta, le acaba demostrando una absoluta falta del nivel intelectual requerido para el trabajo.
Al fin y al cabo, en un sistema en el que prima la libertad económica, la capacidad para despedir a alguien por sus opiniones políticas es ilegal por discriminatorio; pero despedir a alguien por su ESTUPIDEZ, es absolutamente legal. Y en este caso, se trataba de una palmaria manifestación de estupidez. Si se aceptara el argumento de la discriminación por opiniones políticas, se estaría concediendo cierta “inmunidad a la estupidez”, cuando ésta apareciera en un contexto político, lo que sería inaceptable, según el abogado del empresario.
Reiteradamente el empresario consideró que esa incapacidad absoluta para ofrecer una argumentación racional del sentido de su voto, era una clarísima muestra de falta de inteligencia. Era una prueba palmaria de que su empleada era IDIOTA, y que por tanto era lícito despedirla, pues, repetía una y otra vez, la causa del despido no había sido el sentido de su voto, sino la incapacidad de demostrar un mínimo nivel intelectual a la hora de establecer un procedimiento racional y lógico al tomar su decisión electoral.
• El abogado de la defensa argumentó que USA era una democracia, en la que estaba garantizado el derecho al sufragio universal, y que los padres fundadores no habían establecido un sistema meritocrático para votar. Por tanto, su defendida podía haber basado su voto en las motivaciones que quisiera, aunque fueran totalmente absurdas, irracionales, incongruentes o idiotas. Porque, dadas las características del sistema norteamericano, no había una obligación de demostrar racionalidad o congruencia a la hora de meter la papeleta en la urna.
Los votantes, podían ser todo lo idiotas que quisieran a la hora de elegir los motivos en los que se fundamentaba su decisión, ya sea que “a Hillary le quedan muy bien los pantalones” o que “Obama es muy malo jugando a los bolos”; y, aún así, ésta debía ser respetada. Porque, a la hora de votar, muchos votantes elegían al candidato con el que se tomarían una cerveza, o al que les produzca más simpatía o cualquier otro argumento similar. Y aunque esos votantes jamás usarían ese método para elegir al piloto del avión en el que viajaran, a su médico, o su contable etc; a la hora de elegir su presidente, se quedarían con el “candidato prefabricado de anuncio de caja de cereales” que les resultara agradable. Por consiguiente, el abogado de la defensa reclamaba la nulidad del despido.
A la hora de decidir, la juez le dio la razón al empresario…
Sin duda sé que se trata de una serie cómica, en la que el factor cómico hace que las situaciones sean caricaturescas, pero los guionistas de esta serie han hecho un sutil e incisivo ataque a ese segmento de la población que podríamos calificar de “VOTANTES IDIOTAS”: ese colectivo que no ejerce su sagrado derecho al voto con la seriedad, racionalidad, congruencia, sensatez, mesura y prudencia que debieran ser exigibles a todo votante; sino que se dejar arrastrar por motivos irrisorios, superfluos, sensacionalistas, estrafalarios, estrambóticos o grotescos.
Y sin duda, los guionistas también han querido mandar un torpedo a la línea de flotación del colectivo de votantes de Bush. No se critica a todos los votantes republicanos ( el empresario es respetado porque su opinión estaba perfectamente razonada y argumentada), pero sí se machaca a los votantes que se dejaron engatusar por Bush; no por sus ideas, propuestas, su programa, o sus planes de futuro, sino a aquellos que le votaron porque se parecía más al americano medio que sus rivales demócratas, o porque parecía menos estirado que Gore o Kerry, o porque era más simpático y cercano al común de los votantes, que esos dos oponentes que tenían la consideración de “elitistas con tintes académicos”.
Los guionistas, dado el actual escenario económico en USA, hacen una corrosiva, sutil y refinada burla hacia ese “colectivo de votantes idiotas” que se dejaron arrastrar por Bush, haciéndoles el grácil chiste argumental de que “SER UN IDIOTA A LA HORA DE DECIDIR TU VOTO, TE PUEDE COSTAR EL EMPLEO”.
Aunque bueno, supongo que este tipo de sentido del humor no le habrá hecho mucha gracia a los aludidos, o a ese tipo de personas que tienen ciertas tendencias protectoras hacia el “colectivo de votantes idiotas”, tratándolas poco más o menos como a una especie en peligro de extinción…
Para finalizar este mastodóntico post, una pregunta: ¿hacemos el paralelismo con el caso español?
No, no se trata de un hecho real, sino del argumento del capítulo de la semana pasada (capítulo 9 de la 5ª temporada) de la serie Boston Legal, que se desarrolló de la siguiente manera:
- La mujer despedida acude a sus abogados, alegando que ha perdido su trabajo por sus opiniones políticas, pues considera que su despido se basa en el hecho de haber votado por McCain. Dado que en USA la libertad ideológica, y por ende de voto, es sagrada, ella considera que su despido es totalmente improcedente.
- El empresario que la despide afirma que el cese de la relación laboral no se debió a que su ex - empleada votara por McCain, sino a que ella había demostrado se una COMPLETA IDIOTA, y que él no quería tener empleados con ese nivel intelectual a su servicio.
Su argumento para defender la corrección del despido se basa en que dicha señora se había pasado meses y meses defendiendo a Hillary Clinton como la candidata ideal para ser presidenta. No obstante, cuando se celebró la Convención demócrata en Denver, y Obama resultó elegido como el nominado demócrata, a la par que McCain elegía a Sarah Palin como compañera de ticket; nuestra “ilustre despedida” dio un giro radical a su opinión, y se convirtió en la más enfervorizada defensora de la candidatura de McCain, alegando que “la gobernadora de Alaska la había impresionado”, y que USA necesitaba “verdaderos americanos” en el gobierno.
De esta forma, el empresario justifica que el motivo del despido es haber demostrado una absoluta falta de inteligencia y no el sentido de su voto. Así, afirmó que “cualquiera que sea tu opinión sobre un determinado asunto, debes ser capaz defenderla, motivarla y dar un discurso correctamente articulado al respecto”.
Y aunque su ex – empleada nunca había sido la más brillante de la empresa, cuando se puso a soltar sus argumentaciones sobre política, mostró al resto del mundo, todo lo que podía dar de sí su cerebro. El empresario consideró ese nivel como insuficiente para permanecer en la empresa, y por ello la despidió. Pero como clara muestra de que no había habido una motivación política en el despido, añadir que, el propio empresario había votado también por McCain, por lo que sería absurdo despedir a una de sus empleadas por haber votado exactamente igual que él.
La diferencia se encuentra en que, mientras que el empresario votó al candidato republicano porque le gustaban sus propuestas fiscales para las pequeñas empresas, y además lo consideraba mucho más experto en seguridad nacional y asuntos internacionales; la empleada despedida fue absolutamente incapaz de dar un argumento racionalmente articulado de las causas que le habían llevado a pasar de defender acérrimamente las tesis de Hillary Clinton, a pasarse a unas absolutamente opuestas, como las que defendían el dúo McCain-Palin.
Así durante el interrogatorio, la empleada despedida trató de argumentar que lo más importante para decidir su voto fue la crisis económica, pero sin embargo, fue absolutamente incapaz de enumerar algunas de las propuestas económicas que Clinton presentaba en su programa, o incluso fue incapaz de mostrar alguna de las diferencias que separaban los programas de McCain y Obama (ni siquiera las más evidentes).
En los discursos de cierre de las partes, se pudieron oír los siguientes argumentos.
• Por una parte el abogado del empresario argumentó que dado que la legislación permite a los empleadores realizar pruebas a los empleados para comprobar su nivel de inteligencia a la hora de decidir si contratan o no a alguien, también es lícito proceder al despido si el empleador obtiene una palmaria evidencia de que cometió un error en la contratación, al darse cuenta de que la empleada que en su día consideró apta, le acaba demostrando una absoluta falta del nivel intelectual requerido para el trabajo.
Al fin y al cabo, en un sistema en el que prima la libertad económica, la capacidad para despedir a alguien por sus opiniones políticas es ilegal por discriminatorio; pero despedir a alguien por su ESTUPIDEZ, es absolutamente legal. Y en este caso, se trataba de una palmaria manifestación de estupidez. Si se aceptara el argumento de la discriminación por opiniones políticas, se estaría concediendo cierta “inmunidad a la estupidez”, cuando ésta apareciera en un contexto político, lo que sería inaceptable, según el abogado del empresario.
Reiteradamente el empresario consideró que esa incapacidad absoluta para ofrecer una argumentación racional del sentido de su voto, era una clarísima muestra de falta de inteligencia. Era una prueba palmaria de que su empleada era IDIOTA, y que por tanto era lícito despedirla, pues, repetía una y otra vez, la causa del despido no había sido el sentido de su voto, sino la incapacidad de demostrar un mínimo nivel intelectual a la hora de establecer un procedimiento racional y lógico al tomar su decisión electoral.
• El abogado de la defensa argumentó que USA era una democracia, en la que estaba garantizado el derecho al sufragio universal, y que los padres fundadores no habían establecido un sistema meritocrático para votar. Por tanto, su defendida podía haber basado su voto en las motivaciones que quisiera, aunque fueran totalmente absurdas, irracionales, incongruentes o idiotas. Porque, dadas las características del sistema norteamericano, no había una obligación de demostrar racionalidad o congruencia a la hora de meter la papeleta en la urna.
Los votantes, podían ser todo lo idiotas que quisieran a la hora de elegir los motivos en los que se fundamentaba su decisión, ya sea que “a Hillary le quedan muy bien los pantalones” o que “Obama es muy malo jugando a los bolos”; y, aún así, ésta debía ser respetada. Porque, a la hora de votar, muchos votantes elegían al candidato con el que se tomarían una cerveza, o al que les produzca más simpatía o cualquier otro argumento similar. Y aunque esos votantes jamás usarían ese método para elegir al piloto del avión en el que viajaran, a su médico, o su contable etc; a la hora de elegir su presidente, se quedarían con el “candidato prefabricado de anuncio de caja de cereales” que les resultara agradable. Por consiguiente, el abogado de la defensa reclamaba la nulidad del despido.
A la hora de decidir, la juez le dio la razón al empresario…
Sin duda sé que se trata de una serie cómica, en la que el factor cómico hace que las situaciones sean caricaturescas, pero los guionistas de esta serie han hecho un sutil e incisivo ataque a ese segmento de la población que podríamos calificar de “VOTANTES IDIOTAS”: ese colectivo que no ejerce su sagrado derecho al voto con la seriedad, racionalidad, congruencia, sensatez, mesura y prudencia que debieran ser exigibles a todo votante; sino que se dejar arrastrar por motivos irrisorios, superfluos, sensacionalistas, estrafalarios, estrambóticos o grotescos.
Y sin duda, los guionistas también han querido mandar un torpedo a la línea de flotación del colectivo de votantes de Bush. No se critica a todos los votantes republicanos ( el empresario es respetado porque su opinión estaba perfectamente razonada y argumentada), pero sí se machaca a los votantes que se dejaron engatusar por Bush; no por sus ideas, propuestas, su programa, o sus planes de futuro, sino a aquellos que le votaron porque se parecía más al americano medio que sus rivales demócratas, o porque parecía menos estirado que Gore o Kerry, o porque era más simpático y cercano al común de los votantes, que esos dos oponentes que tenían la consideración de “elitistas con tintes académicos”.
Los guionistas, dado el actual escenario económico en USA, hacen una corrosiva, sutil y refinada burla hacia ese “colectivo de votantes idiotas” que se dejaron arrastrar por Bush, haciéndoles el grácil chiste argumental de que “SER UN IDIOTA A LA HORA DE DECIDIR TU VOTO, TE PUEDE COSTAR EL EMPLEO”.
Aunque bueno, supongo que este tipo de sentido del humor no le habrá hecho mucha gracia a los aludidos, o a ese tipo de personas que tienen ciertas tendencias protectoras hacia el “colectivo de votantes idiotas”, tratándolas poco más o menos como a una especie en peligro de extinción…
Para finalizar este mastodóntico post, una pregunta: ¿hacemos el paralelismo con el caso español?
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