En estos días se está celebrando en Madrid el Orgullo Gay “ a nivel europeo”, el famoso “EuroPride”, y la verdad, a mí me parece que es un evento que ha perdido totalmente su “tono reivindicativo” y se ha transformado en una mera excusa para irse de fiesta.
Por mucho que traten de explicarme que subirse a una carroza vistiendo exclusivamente un taparrabos, con el cuerpo cubierto de purpurina, y bailando algo de Village People es una “forma de reivindicar”, voy a seguir enrocado en mi posición de que eso “reivindica bastante poco”.
Siempre he pensado que cada individuo es libre para decidir con quién decide compartir su vida afectiva, ya sea con alguien de su mismo sexo o de sexo opuesto, y por tanto nunca he llegado a comprender a esas personas que en un “intervencionismo exacerbado”, pretenden decirle a los demás “a quién deben amar” o “con quién deben mantener relaciones sexuales”, porque si dos personas adultas, voluntariamente deciden tener “algo” entre sí, pues es un asunto exclusivamente suyo.
Yo tengo amigos gays, y su orientación sexual nunca ha significado un problema, porque al fin y al cabo, el que prefieran tener una pareja de su mismo sexo, en nada influye a la amistad que pueda tener con éllos. De hecho, mi novia y yo solemos salir a cenar en pareja con uno de mis compañeros de trabajo y su novio. Es algo normal, y no tiene mayor trascendencia…
Por cierto, estos amigos gays siempre han mantenido que el “día del orgullo” es perjudicial para éllos porque los encaja en un “cliché” que en nada les beneficia para su vida cotidiana. Y la verdad, estoy de acuerdo con esta postura. Que una persona sea gay o no, depende de su orientación, y no de encajar en el estereotipo artificialmente creado: hay muchos “gays que en nada se parecen a Boris Izaguierre”, y que en el “desfile” solamente se vean un determinado tipo de gays, contribuye a perpetuar el cliché.
Debemos avanzar hacia una sociedad en la que se potencien al máximo las libertades individuales, en todos los ámbitos de la vida, permitiendo que cada individuo oriente su vida según considere, y sin un “papá Estado” detrás diciendo qué se puede hacer y qué no. Y esto que es aplicable al Estado, también debe ser aplicable a las confesiones religiosas, o a cualquier otro “grupo de presión”.
Soy absolutamente consciente que este post puede extrañar a muchos de los lectores, porque al fin y al cabo, que alguien tan descaradamente de derechas como yo defienda esta posición suele “parecer raro”… Es más políticamente correcto pensar que son “las izquierdas” las que defienden los derechos de los gays, aunque sea una gran falacia, porque solamente hay que saber un poco de Historia para saber el trato que les dispensaban algunas de esas “izquierdosas democracias populares” a este colectivo: desde los gulags soviéticos, a los “campos de reeducación” de ese gran “revolucionario” que es Fidel Castro (espero que en breve pueda usar el tiempo verbal en pasado).
Yo soy un LIBERAL, y como tal defenderé ad aeternitatem que todos y cada uno de los individuos puedan alcanzar las mayores cotas de libertad posibles, y esta postura que seguro que a todo el mundo le agrada, es 100% de derechas. Aunque supongo que esto horrorizará a todos aquellos progres que en cuanto ven a alguien que no comulga con su ideología, y que afirma sin tapujos ser de derechas, inmediatamente le llaman “fascista e intolerante”.
Porque por mucho que algunos se empeñen en demonizarla,