23 de junio de 2007

"Parasitismo cinematográfico, Mediocridad, e Indiferencia"


Recientemente se ha publicado una encuesta en la que se califica al cine español de MEDIOCRE. Personalmente creo que este adjetivo es muy generoso, porque la palabra que mejor lo definiría es BASURA. Y no, no estoy siendo duro, o crítico, sino simplemente realista.

Veamos, el cine español es un negocio montado para que un determinado grupito de personas que se autodenominan “intelectuales y artistas representantes del mundo de la cultura” pueda vivir a costa de las subvenciones que pagamos todos, realizando sus personalísimas obras cinematográficas, que tienen como denominador común, el no interesar a nadie.

Se supone que la gente, va al cine y paga su entrada para divertirse viendo una película que les entretenga, que se les cuente una buena historia, y que les proporcione un buen tiempo de esparcimiento. Pero cuando alguien va a ver una película española… ¿realmente acaban cumpliéndose alguna de las premisas anteriores?

¡PUES NO! Lo que generalmente se encuentra el espectador es una historia aburridísima, generalmente de temática única (lo mucho que sufrieron los progres con Franco), mal contada, densa y aburrida, con escaso nivel interpretativo y técnico. Vamos, una obra que rezuma mediocridad y que siempre acaba produciendo la misma inexorable sensación a la salida de la sala: ¡qué manera de desperdiciar mi tiempo y mi dinero!

Y como medio para justificarse, además tenemos que aguantar a esos “artistas” diciendo que éllos producen “películas de calidad” frente al cine americano, que es solamente comercial. ¿A que suena a patética excusa para tratar de perpetuar un status quo que les permite vivir del cuento a cargo de los Presupuestos Generales del Estado?

Analizando económicamente el cine español, llegamos a la conclusión de que para nada es rentable, principalmente porque no consigue que los espectadores acudan a ver sus producciones. Y si “sobrevive” es PARASITANDO: por una parte las “obras” reciben una subvención al proyecto en su fase previa. Posteriormente reciben subvenciones según la taquilla que realicen, y por último reciben el dinero que se ven obligados a invertir, tanto las televisiones privadas, como las salas de cine, que están obligadas a reservar a cine nacional una cuota proporcional de su cartelera.

Es decir, observamos cómo un sector totalmente diferente como es la TV, se ve obligado a pagar por algo de lo que no van a sacar ningún beneficio; las salas de cine se ven obligadas a perder dinero exhibiendo películas que no va a ver nadie; y nosotros, los ciudadanos, tenemos que pagar al menos una vez por esos bodrios (dos para los valientes que acudan al cine a verlos).

Y ahora surge la pregunta: ¿Y TODO ESTO PARA QUÉ? Pues para que unos cuentos señores puedan vivir como “principitos burgueses”, pero jugando a ser “proletarios”. Así tenemos a muchos progres que se autodenominan representantes de la “clase trabajadora” mientras visten modelos de alta costura, conducen coches de gama alta, y viven en barrios de lujo (y no precisamente en soluciones habitacionales de 30 metros cuadrados).

A cambio de mantener esta situación, este “colectivo” se presta a apoyar incondicionalmente a las opciones políticas que les mantienen o amplían sus privilegios (véase la reciente Ley del Cine), y por supuesto, sirven como fuerza de choque contra los partidos políticos que no “concuerdan con la secta”: así tenemos “conspiraciones de golpes de Estado almodovarianas”, o en el mejor de los casos, una absoluta falta de ecuanimidad a la hora de juzgar y denunciar problemas sociales.

Quiero recordar en la campaña de acoso y derribo contra el PP, los “intelectuales y artistas” hicieron su famosa serie de minidocumentales “Hay Motivo” en los que se denunciaban distintos problemas sociales, entre éllos la vivienda. Bien, a día de hoy la vivienda se ha seguido encareciendo, y el “mágico gobierno que lo iba a solucionar todo, porque la vivienda digna es un derecho constitucional y un privilegio para los ricos”, lo único que ha hecho es crear un ministerio que no sirve para nada, y proponer que debemos conformarnos con vivir en las anteriormente mencionadas “soluciones habitacionales”. ¿Dónde esta la denuncia social por parte de esos “intelectuales” frente a esta realidad social?... El silencio y el mirar para otro lado es lo único que han podido ofrecernos… ¿Habrían hecho lo mismo si esta espeluznante propuesta la llega a hacer una ministra del PP? Seguro que no… Porque como he dicho antes, lo único que les importa es mantener su “vida alegre” a costa de nuestros impuestos.

Bien señores cineastas, si ustedes se preguntan por qué los españoles, especialmente los jóvenes consideramos sus películas mediocres, y preferimos pagar una entrada para ver una película americana antes de ser invitados al estreno de alguna de sus producciones, la respuesta es evidente: PORQUE ESTAMOS HARTOS DE AGUANTAR BODRIOS INSOPORTABLES SOBRE LA GUERRA CIVIL, QUE ABURREN A LAS OVEJAS, Y QUE NOS PRODUCEN SOMNOLENCIA.

Puede que consigan mantener esta situación unos cuantos años más (mientras dure “el talante y sus acólitos"), pero como joven les tengo que decir, “el futuro es nuestro, y ni ustedes ni sus películas forman parte de él”.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

No soporto a esos titiriteros tocapelotas. Que se lleven parte de mi dinero para pagar sus somniferos me mata.

Anónimo dijo...

Y no te olvides de las locas y demás travestis de las pelis de Almodovar, que son siempre lo mismo, una y otra vez.

Anónimo dijo...

Afortunadamente existen películas españolas que merece la pena, y mucho, ir a ver. Películas que tratan historias de la vida cotidiana, de gente corriente, en las que no es difícil verte identificado (no, no me refiero a los travestis almodovarianos). Desgraciadamente son las menos, pero haberlas haylas. ¿Un ejemplo?, "La Flaqueza del Bolchevique" (puedes dedicársela a tu amigo asiático)

Saludos y enhorabuena por el blog

Anónimo dijo...

Pues a mí me gusta el cine español, porque es más cercano que esas americanadas

Anónimo dijo...

Yo pienso que solo los viejos van a ver cine español porque no son capaces de comprender muchas de las cosas modernas que hay en las películas americanas. Pero hasta éllos se hartan de aguantar a Almodovar y sus nenazas

Anónimo dijo...

Si quitando 4 películas al año, el resto de las españolas da lástima. Solo sirven para ponerlas en La 2 a las 3 de la madrugada para intentar curar a los que tienen imsomnio.

Anónimo dijo...

Lo que más me fastidia de los del mundo del cine, es que cree que si no vas a ver sus películas, por malas que sean, es que te consideran un ignorante. Traducción: o me pagas o te encasillo como borrego

Anónimo dijo...

Almodovar es un genio reconocido internacionalmente, y si no te gusta es porque eres un neocon que solo disfruta con americanadas

Anónimo dijo...

Cuanta tonteria hay que leer

Anónimo dijo...

Mezclando churras con merinas:

El cine de Almodóvar puede gustar o no, y puede ser cine de calidad o no. Lo uno no va unido a lo otro.

Tema aparte es el asunto de las subvenciones, de si son intrínsecamente justas o no. De si favorecen la elaboración de cine de calidad o no.

Pero hay otra variable a tener en cuenta: en cuanto a la exhibición de películas en España, el mercado es todo menos transparente y equitativo. Porque las Major de Hollywood actuando como una sola voz imponen a las salas y distribuidoras las fechas de estrenos y demás condiciones. De manera que los estrenos de las películas de las que esperan mayores recaudaciones están cuidadosamente repartidas a lo largo del año para no hacerse la competencia entre ellas. En pocas palabras, controlan el mercado.
En una situación en que las reglas de mercado no rigen totalmente, ¿las subvenciones son reprobables? ¿Puede la industria cinematográfica española salir adelante por si sola?

almoraima dijo...

nene, en una parte pued estar de acuerdo contigo, pero vamos, qe lo qe qies criicar al Gobiero, házlo directamente, pichita, no te comas la cabeza. diurso peperil y fachorro. Ayyyyy, si es que la política y estas posturas os hace perder la poca o mucha razón que puedas llevar

Anónimo dijo...

Lole: a tu pregunta "en una situación en que el mercado libre no rige totalmente, ¿las subvenciones son reprobables?", la respuesta es SÍ, POR SUPUESTO.
Te preguntas también sin son intrínsecamente justas. La respuesta, evidentemente es que son intrínsecamente injustas. No se trata de si la industria española puede despegar o no. Se trata del consumidor, al que nadie le pregunta nada. Es injusto y malo para el consumidor y para el contribuyente que le quiten su dinero y su libertad, aunque fuera por la más noble idea (que en este caso no lo es). Por supuesto, ni las subvenciones ni las cuotas van a hacer que Ana Belén actúe bien. Pero esa no es la cuestión, sino que es perverso, inmoral y atacable que el estado se plantee objetivos tan concretos y los quiera llevar a cabo a costa de los ciudadanos. Se hacen encuestas sobre si el cine español es bueno o malo, pero nunca se nos pregunta si nos importa. ¿Por qué?

¿Por qué nunca se hace una encuesta tipo "¿está usted a favor o en contra de impulsar activamente el cine español, aun a costa de su dinero y su libertad?"?
A mí me da igual que sea malo, con no ir a verlo me basta. La maldición del marketing socialdemócrata es que da mucho miedo oponerse a él. Quién puede estar en contra de un "objetivo social", o de "impulsar el cine español"? Yo mismo. Libertyvallance.

Adamantio dijo...

ES curioso cómo cada vez que se discute sobre el cine español, la cosa acaba derivando sobre si a alguien le gusta o no Almodóvar :P Personalmente sus películas me aburren y me dan dolor de cabeza, porque parece que estés viendo una y otra vez lo mismo: situaciones histéricas protagonizadas por personajes extravagantes. No obstante, si el que Piero Manzini enlatara sus excrementos se puede considerar una obra de arte…¿Quién soy yo para negar que “Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón” es también una obra de arte?

Pasando al tema de las subvenciones, personalmente me desagrada que se malgaste dinero en dar trabajo y/o enriqueces a unos “artistas” que ignoran totalmente al público. Se supone que una película tiene que ir finalísticamente dirigida a gustar al público, para que éste acuda a las salas. Partiendo de esa base, cuanto mayor sea el nivel de calidad, o los toques estrictamente artísticos, pues mayor calidad tendrá la producción.
Sin embargo, lo que ocurre en España es que esos “artistas” se dedican a crear su particular obra, para quedarse a gusto consigo mismos, sin prestar atención al hecho de que eso puede no despertar interés en el público. Si lo hicieran con su dinero, no habría problema, pero es que lo HACEN CON EL NUESTRO.

Se han montado una estructura en la que a base de las subvenciones públicas, consiguen tener trabajo todo el año, vivir bien (no como mileuristas), independientemente de que hagan bodrios que no ve nadie. Por ejemplo, el año pasado se produjeron en España 120 películas, la mayoría de las cuáles NO se estrenó, aunque recibiera una cuantiosa subvención. ¿Cómo se explica esto? Pues la única forma es que sus creadores estaban más interesados en hacer “lo que sea” y cobrar la subvención, que en producir algo que despierte el interés de los espectadores..

Anónimo dijo...

No voy a intentar convencer a los lectores de este blog sobre las bondades de la política de subvenciones, porque primero me tendría que convencer a mí mismo.

Ni tampoco sobre la calidad de las películas subvencionadas por análogos motivos.

Sólo matizar que el hecho de que la mayoría de la películas subvencionadas no alcancen las pantallas del país no depende sólo de su calidad, o del interés que pudiere suscitar en el público sino en el cuasimonopolio que ejercen las Majors sobre las compañias distribuidoras y exhibidoras, las cuales obligan al estreno de bodrios foráneos que sólo los adolescentes oligofrénicos sin el gusto formado son capaces de soportar.

Ideas Libérrimas - 2008 -