"ZP Pide una Nueva Derecha: Estalinismo del Siglo XXI"

Seguro que a algunos el título de este post les parece excesivo, pero si lo analizamos en profundidad, probablemente que cambien de opinión.

Zapatero pide una Nueva Derecha: “España "tiene derecho a una nueva derecha, a ver una derecha y un Partido Popular que no ponga todas sus energías y esfuerzos en atacar al Gobierno utilizando el terrorismo”. Con estas geniales palabras, en principio cargadas de “inocencia”, en el fondo, el presidente talantoso pone de manifiesto su deseo de instaurar una “democracia de opereta”, en la que el principal partido de la oposición se dedique a aplaudir al gobierno, que por descontado, permanecería eternamente en el poder.

Y no, no es una exageración producto de la “fiebre de la campaña electoral”. Se supone que en un sistema democrático, la existencia de múltiples partidos, con ideologías distintas, que se opongan entre sí, y siempre respetando las “normas del juego democrático”, garantizan que los ciudadanos puedan eludir la terrible situación de verse avocados a aguantar los abusos del poder, pues en caso de que se produjeran, en las siguientes elecciones, siempre podrían votar a otro partido.

Por tanto, encontrándonos en un escenario en el que al presidente del gobierno se le autorizó a negociar con ETA “en ausencia de violencia” (mágica frase), pudimos ver cómo el gran ZP miró hacia otro lado cuando ETA robaba armas, explosivos, extorsionaba empresarios, o usaba su Kale Borroka para producir destrozos urbanos (que causaron también la muerte de un anciano). Ante todo esto el presidente ZP no hizo nada, y siguió su negociación.

Posteriormente ETA pone una bomba en la T4 del Aeropuerto de Barajas, y ante ese clarísimo ejercicio de violencia, aunque en un principio no reconoce explícitamente que rompe todos los contactos con ETA, días después ante la presión popular, sí lo anuncia, y tanto él como su ministro del interior y demás miembros del gobierno se pasan meses y meses diciendo que “el proceso estaba roto y enterrado en la T4”.

Muchos meses después confiesa en un periódico que tras el atentado de la T4, él siguió negociando con ETA, vulnerando por tanto la autorización del Congreso. Bien y ahora nos dice que quiere una oposición que ante tal mare mágnum de indecencias, se quede calladita y no le ataque con el tema del terrorismo.

Preguntas: ¿qué coño se supone que debe hacer entonces la oposición? ¿No se supone que la oposición debe “oponerse” a las actuaciones gubernamentales que considera inadecuadas? ¿No se supone que la oposición debe controlar la actuación del gobierno para evitar abusos por parte del mismo? (y la vulneración de la resolución del Congreso es un abuso, por si quedaba alguna duda).

En conclusión, ¿cuál debería haber sido el papel del principal partido de la oposición par que al gran ZP le pareciera que dicho partido materializaba “la derecha que se merecen los españoles? Pues algún malpensado podría llegar a la absurda idea de que una buena “oposición zapateril” es aquélla que está siempre de acuerdo con el gobierno, que le aplaude todas sus iniciativas, y que ante sus errores, no les critica sino que se dedica a mostrarles un apoyo incondicional, los justifica y poco más que le pide a sus electores que le den más confianza al gobierno… ¡Wellcome to Wonderland!

Y sí, esto es la versión estalinista del siglo XXI, pues si el líder soviético se encargó de consolidar un partido único con ideología netamente izquierdista, no permitiendo ningún tipo de oposición o crítica interna (so pena de ser condenado a un “campo de reeducación en Siberia”); un control absoluto de los medios de comunicación, y una peculiar forma de gobernar por la que todos los acontecimientos positivos eran debidos al buen hacer del gobierno, y todo lo negativo se debía a los pérfidos derechistas que trataban de destruir el “paraíso de la izquierda”, ZP trata de hacer más o menos lo mismo.

Me explico: no trata de imponer un partido único de iure, pero sí de facto, pretendiendo que la oposición sea una vacuola que esté ahí en teoría para controlar al gobierno, pero que en el fondo no le critique por sus errores, o se oponga a sus veleidades ideológicas: una oposición títere cuyas aspiraciones de poder jamás puedan materializarse, y que a la vez pueda recibir las culpas de todo lo que ocurra en el país. Así,

- Si aparece una crisis económica internacional que también los afecta -> “los que hablan de crisis (en teoría la oposición) son unos antipatriotas”.

- Si la inflación se dispara y la oposición se atreve a decirlo -> la culpa la tienen los españoles, que no interiorizan el euro ya que van dejando propinas de un euro por cada par de cafés que se toman, y además comen poco conejo.

- Si se llega al poder diciendo que “los españoles se merecen un gobierno que no les mienta, que les diga la verdad, siempre”, y al cabo del tiempo se descubre que el presidente del gobierno ha estado meses y meses mintiendo -> no pasa nada, porque se saca un video de campaña teniendo como uno de sus slogans “NO MIENTE”, y si la oposición denuncia sus mentiras… pues se afirma que “los españoles se merecen otra derecha que no use el terrorismo para atacar al gobierno”.

Podría seguir con más ejemplos, pero supongo que queda claro.

A ello le sumamos la cobertura mediática por parte del prisáico grupo de comunicación que le aupó al poder con una brutal campaña de agit – prop, inventándose terroristas suicidas, y cuya colaboración fue inmediatamente pagada con una licencia en abierto para su canal de Tv. Y por descontado que también se ayuda a un empresario afín a crear otro grupo de comunicación descaradamente progubernamental, regalándole otra licencia de TV (Mediapro), de forma que si a todo esto le sumamos que el gobierno controla los medios de comunicación públicos, nos da un amplísimo control gubernamental sobre la información que reciben los ciudadanos.

En conclusión, nos encontramos ante una adaptación de la receta estalinista, a la realidad del siglo XXI: instalación de un régimen de partido único de facto, mediante la petición de una “oposición títere” y un lavado de cerebro generalizado mediante el uso de los medios de comunicación para que las barrabasadas del gobierno pasen inadvertidas, o acaben siendo culpa de algún otro, pero sin llegar a pasarle factura al gobierno. Esta es la receta que ZP desearía ver materializada.

La frase que puse al inicio de ZP deja clarísimo cuál es el papel que ZP le asigna a la oposición, y como ejemplo de la manipulación informativa, creo que nada mejor que poner una frase de Angells Barceló, la en otro tiempo crítica periodista frente a las actuaciones gubernamentales, tuvo la genial idea de decir que “Zapatero nos mintió a los españoles, pero lo hizo por nuestro bien”

Y ya se sabe, cuando una oposición no debe atacar al gobierno por las ignominias que comete, y dicho gobierno se encarga de que los medios afines transmitan la idea de que “si el gobierno miente, es por el bien de los ciudadanos”, ¿ante qué nos encontramos? ¿Ante una democracia de verdad o ante una opereta?

En fin, triste realidad política que nos ha tocado vivir.