Crepúsculo – Twilight, la película que ha logrado desbancar del número uno de la taquilla norteamericana al último James Bond, ha vuelto a poner de moda entre jóvenes y adolescentes el mundo del vampirismo, y en breve será estrenada en España.
Crepúsculo se basa en la saga romántica sobre vampiros ideada por la escritora mormona Stephenie Meyer. Son cuatro libros, Crepúsculo, Luna Nueva, Eclipse y Amanecer en los que desarrolla una historia de amor al estilo de Romeo y Julieta en la que un “vampiro vegetariano” ( de esta peculiar forma se autodenomina, porque solo toma sangre de animales) se enamora de una mortal que entre sus sueños no está el de ser la más popular del instituto.
Isabella, “Bella”, es una chica que se traslada a vivir a un pueblecito de Washington (el estado de la costa oeste de USA, no la capital federal), y allí se acaba fijando en Robert, uno de sus compañeros de clase. Es un chico misterioso, blanquecino, que nunca come, y que no se relaciona con el resto de alumnos. Siempre va con su “familia” (otros cuatro chicos “adoptados” por el médico del pueblo).
Aunque al principio la relación es distante, empiezan a conocerse y nuestro misterioso galán salva a Bella de de sufrir un atropello, dándose cuanta ella en ese momento de la supervelocidad y la fuerza sobrehumana que posee.
Poco a poco van intimando, y ella realiza una investigación sobre los mitos locales, hasta descubrir que en realidad se trata de un vampiro. Aunque cabe decir que no encaja en los mitos tradicionales, ya que por ejemplo, no se pone a arder con la luz solar, sale de casa de día (aunque allí siempre está nublado), y vive en una casa que más que parecerse al tenebroso castillo de Drácula, es un magnífico ejemplo de arquitectura vanguardista y últimas tecnologías.
Robert le presenta a Bella a su vampírica familia, y ella es aceptada, a pesar de las reticencias de seguridad de alguno de los miembros. Todo parecía ir de maravilla, hasta que otro clan de vampiros que sí beben sangre humana, y que están de paso por esa zona del país, los descubren, dándose la circunstancia de que uno de ellos siente un irrefrenable deseo de chuparle al sangre a nuestra protagonista.
Así, Robert, nuestro vampiro bueno, entra en una feroz batalla para defender a su novia mortal.
Como se puede observar, el argumento es bastante simplista. No obstante, la película es entretenida para una noche fría de invierno. No se llega uno a aburrir, a pesar de que su duración ( 1 hora 50 minutos) sobrepasa la habitual.
Personalmente creo que parte del éxito de esta película es la “fiebre vampírica” que la maravillosa serie Trueblood (recién salida del horno de Alan Ball, creador de A dos metros bajo tierra) esta generando en USA. No obstante, para una tarde de cine este es un producto que sin duda puede proporcionar cierto grado de entretenimiento.
Por último decir, que aunque la actriz protagonista, Kristen Stewart, hace una buena interpretación, la semana pasada concedió una entrevista en el show de David Letherman, tras la que sin duda debo afirmar que es el ser más estúpido ignorante, descerebrado, borrega, idiota, indigente intelectual… que he visto en mucho tiempo.
Daba la sensación de que sin un guión delante, esa mujer sería incapaz de contestar a alguien que le preguntara su nombre y apellidos. En conclusión, que me produce la misma sensación que Pepiño Blanco, Leire Pajín, Bibiana Aído etc.
Desgraciadamente para esta actriz, ella no cuenta con una legión de arrastrados periodistas prisáicos para tratar de disimular sus carencias mediante alguna orquestada campaña de imagen, cortinas de humo, manipulaciones variadas etc.
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