20 de enero de 2009

"España Pierde la Calificación Crediticia AAA: Mayor Coste de Financiación Para el Estado, las CCAA, Ayuntamientos, y Empresas"


España se ha convertido en el primer país en perder su calificación crediticia "AAA" de Standard & Poor’s desde Japón en 2001 y, por tanto, la primera en perder dicha calificación desde el estallido de la crisis financiera, según recoge en su edición de hoy Financial Times. Además, el Reino de España ha sufrido la segunda rebaja en su rating en la eurozona en la última semana, ya que la agencia rebajó su calificación de la deuda griega a "A/A2" desde "A/A1", la menor entre todas las 16 naciones de la zona euro.



El diario económico señala que la decisión de Standard & Poor’s, aumentará previsiblemente los costes de financiación del Gobierno español y de las compañías españolas, al mismo tiempo que evidencia las diferencias existentes dentro de la eurozona entre unas economías relativamente robustas en los países nórdicos y las del sur –España, Portugal, Italia y Grecia-, que se beneficiaría, de la devaluación del euro.



En este sentido, Financial Times recuerda que como miembro de la zona euro, España no tiene independencia monetaria, así como tampoco puede recurrir a la revaluación de su moneda, a diferencia, por ejemplo del Reino Unido. Dice el diario que los países miembros de la zona euro están protegidos de crisis en los cambios en los tipos de interés pero al mismo tiempo añade una mayor responsabilidad en las políticas macroeconómicas y fiscales.



Por otra parte, los expertos ya advierten sobre las implicaciones a corto plazo sobre esta rebaja de calificación a España. Como apunta Jesús Sánchez Quiñones, director general de Renta 4, muchos inversores institucionales internacionales sólo invierten en emisiones de emisores con un rating mínimo y alguno hasta se verá obligado a vender la deuda pública española que tenga en sus carteras, lo que provocará que aumente la rentabilidad, bajen los precios y aumente el diferencial con el bund alemán.



La rebaja de la calificación crediticia de España anunciada ayer por Standard & Poor's se justifica en un demoledor informe en el que la agencia de rating revisa a peor las previsiones por las que tomó hace una semana la decisión de poner a nuestro país en revisión. Después de escuchar los pronósticos de Pedro Solbes, sus analistas se han convencido de que las cosas están mucho más negras todavía. Especialmente sangrante es su previsión sobre el aumento de la deuda pública neta (emisiones menos vencimientos): un 18% del PIB a lo largo de los próximos cuatro años, lo cual equivale aproximadamente a 200.000 millones de euros que tendrán que pagar las generaciones venideras.


El vicepresidente económico auguró el viernes pasado que el ratio de deuda pública sobre PIB crecerá 14,2 puntos porcentuales entre 2008 y 2011 hasta alcanzar el 54%; a partir de ahí, espera un rápido descenso de la deuda. Este incremento -que de todas formas incumplirá con creces el límite del 40% impuesto en su día por el Tratado de Maastricht- supondría unos 160.000 millones de euros. El analista de S&P Trevor Cullinan eleva ese ratio hasta las cercanías del 60% y, además, admite puede quedarse corto: "Esta cifra subiría significativamente si la necesidad de recapitalizar el sistema bancario se eleva hasta nuestro escenario más negativo del 4% del PIB". Es decir, otros 44.000 millones más en la factura que tendremos que pagar todos los españoles.



Estas previsiones se derivan de la necesidad de financiar un déficit que alcanzará el 6,6% del PIB en 2009, a juicio de S&P, y que se mantendrá en el 4% en 2011 por culpa de la gravedad de la crisis: en opinión de la agencia, el desplome de la demanda interna no podrá ser compensado por las exportaciones al no existir la posibilidad de devaluar la divisa. Así las cosas, la única solución es un largo proceso desapalancamiento (reducción de la deuda) de las familias y empresas, así como una fuerte expansión del déficit público.



Aparte del aumento de la deuda, la rebaja de rating encarecerá el coste de la misma, lo que a su vez retroalimentará el déficit público. Es difícil estimar cuál será ese incremento, porque depende de cuánto emita el Gobierno cada año, del plazo al que lo haga y de cómo evolucione el diferencial con el Bund alemán (que refleja la prima de riesgo por invertir en España pese a compartir moneda).



Un cálculo burdo consiste en suponer que esos 200.000 millones de deuda nueva se emiten a 10 años -el Estado emite desde letras a 3 meses hasta obligaciones a 30 años- y aplicamos la subida de 35 puntos básicos (0,35 puntos porcentuales) del diferencial desde que el mercado empezó a descontar una rebaja de rating a principios de año, tendríamos un sobrecoste de unos 700 millones anuales. Claro que la subida del diferencial es mucho mayor si tomamos un plazo más largo: hace un año se encontraba en 18 puntos y ahora, en 115.



En todo caso, el coste de financiación va a crecer y no sólo para el Estado: también para las comunidades autónomas, los ayuntamientos, los bancos que van a emitir deuda con aval estatal y, en general, todas las empresas y entidades españolas porque "lo que hay detrás de la rebaja es el deterioro de la economía que complica las finanzas públicas, y eso es igual para todos", según un analista. Y no se trata sólo del efecto directo de la bajada del rating, sino también de que nos coloca en peor posición para competir con las ingentes emisiones de deuda que van a realizar los distintos Estados para financiar sus planes de rescate y estímulo, así como los bancos con aval estatal. Royal Bank of Scotland estima que sólo en Europa los Gobiernos emitirán 1,1 billones de dólares en 2009.




1 comentarios:

Caballero ZP dijo...

¡No hay problema hombre!, lo malo es que nuestro equipo pierda la Champions, la Liga, o que Alonso que de mal. ¿Qué es la triple A?, jejejejeje.
Saludos

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