En un escenario económico calamitoso, en el que un gobierno inepto ha despilfarrado miles de millones para nada, la tasa de paro por encima del 20%, el déficit público por las nubes, y la fluidez del crédito cortada, sin duda hay muchas personas que ven cómo se hace cada vez más imperiosa la necesidad de cobrar las deudas que otros tienen contraídas con ellos.
No obstante, todos somos conscientes que vivimos en un país de picaresca, lleno de Rinconetes y Cortadillos dispuestos a eludir sus responsabilidades, y a colapsar aún más la economía, ya que si los acreedores no cobran, se van a ver en situaciones de iliquidez que a su vez les pueden llevar a su propia insolvencia. Y lo peor de todo, socialmente esto no tiene mala consideración ya que muchos ven a un gobierno retrasar cada vez más sus pagos, por lo que se sienten legitimados a hacer lo mismo.
Ante esta situación solo cabe, o morirse de desesperación, o agarrar el toro por los cuernos. Dado que en España, no todos están cualificados para encargarse de luchas contra esta plaga de langostas, o simplemente, no pueden destinar parte de su tiempo a perseguir a sus morosos, ya que tienen que dedicar todos sus esfuerzos a tratar de salvar un negocio que se tambalea; la única opción viable es acudir a profesionales de la gestión de cobros.
Y es que para el cobro de deudas, nada mejor que empresas especializadas en seguir el patrimonio de los deudores, enviarles los preceptivos requerimientos, entablar acciones extrajudiciales, o en su caso el preceptivo procedimiento monitorio; negociar el sistema de pagos, las garantías de cobro, y en general, realizar una gestión integral que permita que todo acreedor consiga ejecutar su derecho, y pueda cobrar.
Y es que la conclusión es clara: un tratamiento profesional en el cobro de deudas puede ofrecer unos resultados infinitamente mejores que los intentos por los propios particulares, por lo que ante una imperiosa necesidad de ejecutar los cobros, hay que rendirse a la evidencia, y dejar a los profesionales para que actúen.
No obstante, todos somos conscientes que vivimos en un país de picaresca, lleno de Rinconetes y Cortadillos dispuestos a eludir sus responsabilidades, y a colapsar aún más la economía, ya que si los acreedores no cobran, se van a ver en situaciones de iliquidez que a su vez les pueden llevar a su propia insolvencia. Y lo peor de todo, socialmente esto no tiene mala consideración ya que muchos ven a un gobierno retrasar cada vez más sus pagos, por lo que se sienten legitimados a hacer lo mismo.
Ante esta situación solo cabe, o morirse de desesperación, o agarrar el toro por los cuernos. Dado que en España, no todos están cualificados para encargarse de luchas contra esta plaga de langostas, o simplemente, no pueden destinar parte de su tiempo a perseguir a sus morosos, ya que tienen que dedicar todos sus esfuerzos a tratar de salvar un negocio que se tambalea; la única opción viable es acudir a profesionales de la gestión de cobros.
Y es que para el cobro de deudas, nada mejor que empresas especializadas en seguir el patrimonio de los deudores, enviarles los preceptivos requerimientos, entablar acciones extrajudiciales, o en su caso el preceptivo procedimiento monitorio; negociar el sistema de pagos, las garantías de cobro, y en general, realizar una gestión integral que permita que todo acreedor consiga ejecutar su derecho, y pueda cobrar.
Y es que la conclusión es clara: un tratamiento profesional en el cobro de deudas puede ofrecer unos resultados infinitamente mejores que los intentos por los propios particulares, por lo que ante una imperiosa necesidad de ejecutar los cobros, hay que rendirse a la evidencia, y dejar a los profesionales para que actúen.
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