19 de noviembre de 2007

"Boom de Energías Renovables: Investigación Tecnológica y Rentabilidad Económica y Medioambiental"


Cualquiera que haya leído en los últimos tiempos revistas como Nature, Science, o National Geographic podrá afirmar que , sin duda vivimos en un “boom de las energías renovables”, por lo que hoy he decidido analizar brevemente el “desarrollo tecnológico” de las mismas. Como cualquier otro sector, la tecnología usada para la producción energética ha ido evolucionando y perfeccionándose con el tiempo. Así podríamos observar un par de ejemplos de este “desarrollo tecnológico de energías limpias”:



Energía solar de segunda generación que la empresa española Isolux proporciona mediante sus paneles solares ultragrandes. Los paneles solares fotovoltaicos, que producen electricidad, tienen una superficie media de un metro cuadrado y necesitan una inversión de unos 600.000 euros para disponer de 0,1 megavatios de potencia eléctrica. Isolux, fabricará paneles de 5,7 metros cuadrados y utilizará un sistema que reducirá 2,5 veces el costo de producción sobre el precio de la electricidad obtenida del sol. Es la segunda generación de energía solar y se basa en la misma tecnología que permitió popularizar las pantallas planas de televisión: láminas delgadas de silicio que utilizan 50 veces menos mineral que los sistemas actuales.



Ello es posible ya que, mientras que una célula convencional, como las que se hacen ahora, necesita 10 gramos de silicio por vatio de potencia, la nueva tecnología de Isolux consume solamente 0,2 gramos de silicio por vatio.



El secreto está en que, en lugar de cortar “láminas de silicio”, se crea una “capa fina de silicio a partir de gas silano” ( SiH4 ) sobre un vidrio. El resultado son paneles de 5,7 metros cuadrados de superficie a un coste de mercado estimado de menos de 1.000 euros por pieza. Dicho de otro modo, si por cada vatio/pico (unidad de potencia a pleno sol y a 25°) una “célula solar” convencional (“silicio cristalino”) cuesta 2,5 euros, los nuevos paneles de capa fina lo harán por 1 euro, es decir, 2,5 veces menos; la inversión total en un parque solar se reducirá al menos un 10% y la capacidad de producción aumentará un 25%.



Sin duda es un paso importante, pues la energía solar hoy es cinco veces más alto que la electricidad de centrales convencionales y sin embargo, los datos de la patronal de energías renovables indican que, frente a los 300 megavatios de placas solares instaladas, la demanda del sector ya se sitúa entre los 6.000 y los 18.000 megavatios para los próximos tres años. Prueba esto evidente de una apuesta de la sociedad por la energía limpia, basada en la futura “búsqueda de la rentabilidad económica y ecológica”. Ahora solamente hace falta que el desarrollo tecnológico continuado consiga rebajar los costes de producción de la misma, y la acabe haciendo rentable.



Pipo Systems, ha desarrollado un artilugio capaz de exprimir todo el potencial energético de las olas y producir hasta tres veces más energía que con cualquier otro dispositivo existente (este es el objetivo de la energía undimotriz, o lo que es lo mismo, de la forma de captación energética que se nutre del oleaje). Se trata de un sistema llamado Pysis, que, a diferencia del resto, aprovecha los tres tipos de energía que esconde una ola: los dos producidos por los cambios de empuje en las dos fases de su movimiento, “cresta” (al ascender y caer) y “seno” (al sumergirse y volver a emerger), y un tercero nacido de su desplazamiento.



Pysis está formado por una serie de boyas de 12 metros de diámetro y 36 de longitud conectadas por un sistema de transmisión a unos depósitos invertidos que, llenos de aire, ofrecen resistencia ante los movimientos de la ola y aprovechan esa fuerza para producir energía. Pese a que las boyas están conectadas, funcionan autónomamente, de manera que cada una aprovecha el estado de la ola en función de su posición. El sistema se completa con unas pantallas curvadas instaladas en la parte superior de la estructura, que conducen la ola desde su entrada en la balsa hasta la salida.



Los resultados del mismo son espectaculares: una estructura de 10 boyas ubicada en el Atlántico generará 19,8 Gwh/año., un 300% más que cualquier otro sistema boyante, pues los sistemas actuales no llegan a esa potencia porque sólo captan una de las potenciales fuentes energéticas del oleaje. Unos se valen del empuje de las olas y otros captan la energía cinética de la ola. No obstante, ninguno de ellos aprovecha las tres fuentes energéticas del oleaje.



Con estos dos ejemplos, quiero poner de manifiesto que el futuro está en invertir en I+D, e incentivar los postulados de la economía del conocimiento (siguiendo el modelo israelí) en lugar de imponer sanciones por contaminar. Si los gobiernos cambiaran las multas por “obligaciones de invertir en I+D para lograr tecnologías que proporcionasen energía limpia”, estoy seguro de que, por una parte, muchas empresas pondrían muchas menos trabas a las medidas medioambientales, y por otra, se evitaría la deslocalización hacia países del tercer mundo, que son menos exigentes con el medio ambiente. Como se puede ver, es una idea que puede dar buenos resultados, tanto a corto como a largo plazo. No obstante, estoy seguro de que me lloverán las críticas del sector de “integristas verdes” que tan en auge están últimamente.



9 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesantes todas esas innovaciones tecnológicas. Lo que me preocupa es si dichas innovaciones serán energéticamente rentables, que se invierta después de haber sopesado dicha cuestión, no antes. Y por supuesto, que no se subvencionen antes de haberlo verificado. No sea que pase lo mismo que con el sector eólico: hemos llenado el país de generadores eólicos e inflado el bolsillo de muchos inversores a costa del erario público, pues la mayoría de dichos generadores no son rentables energéticamente. Y encima, gastamos recursos energéticos no renovables en el intento.

Tras leer su último párrafo entiendo lo que quiere usted decir.
Una empresa contamina. En lugar de pagar una suma a una administración pública, debe usar esa cantidad para invertir en I+D, con lo que ese dinero sigue circulando en el ámbito privado.
Entiendo sus reticencias, como liberal que es usted, a que aumente la circulación de dinero en manos del Estado en detrimento del sector privado.
El problema que se plantearía con sus sugerencias, es que haría falta verificar que efectivamente esas empresas contaminantes realizan las inversiones oportunas. Para eso haría falta un dispositivo burocrático en el sector público que supervisara dichas inversiones, su cuantía global, y que dicha inversión vaya encaminada a reducir esa contaminación. Me temo que sea difícil realizar tales verificaciones. Haría falta mucho personal y tiempo para tal fin, lo cual iría en contra de la tendencia liberal de reducir la administración al máximo.
Me pregunto si no es más sencillo poner una buena multa al guarro de turno.
Otro problema es que las multas tienen una función disuasoria. Multamos para que no se vuelva a repetir la situación. Para que no se vuelva a contaminar.
Si incitamos a una empresa a invertir en I+D, ¿la disuadimos de que no contamine? La clave está en el importe de la inversión. Pero podríamos generar con esa inversión economías de escala tal que podrían convertirse en imprescindibles.
¿Podemos resignarnos a que se siga contaminando a cambio de esas inversiones? No lo tengo tan claro.
Por otro lado, si imponemos obligaciones de invertir con carácter disuasorio, el empresario puede análogamente liarse el petate y largarse al Tercer Mundo, como usted muy bien afirma.
La cuestión por tanto es si los beneficios de las inversiones que se pretenden, compensan y disuaden la contaminación perpetrada.
Tengo mis dudas al respecto. Porque en general, los que se benefician de las inversiones suelen ser unos, y los que padecen la contaminación suelen ser otros, y no sólo personas, sino el ecosistema en general, y al final, todo quisque.

Caballero ZP dijo...

Muy buena información, el problema es que algunos han visto el negocio en las sanciones, al fin y al cabo para eso no hay que soltar dinero, saludos.

Anónimo dijo...

El problema radica en hacer rentables estas energías renovables, es decir, que no sean caras. Resulta interesante avanzar en su estudio ya que pueden ayudar en un futuro a corto plazo y ya incluso en el presente.

un abrazo.

Butzer dijo...

Yo creo que todo es un problema de incentivos. Si tu incentivas a una empresa para que investigue esta lo hará. El problema es que la prioridad de los gobiernos es llenar la hucha para luego repartirlo a sus fieles.

Duende Crítico dijo...

El asunto de las energías renovables es muy interesante. ¿Por qué en España nos empeñamos en la eólica y producimos menos energía de naturaleza solar que Alemania? Da que pensar.

Un saludo.

blumun dijo...

Yo tuve una casa con energía solar, hace mas de veinticinco años. Era en sus comienzos. Creo que la placa solar nos costó cincuenta mil pesetas. Nos arreglabamos muy bien. Pero al decidir vivir todo el año en ella. Nos resultó más rentable la electricidad normal. Tenias que gastarte una pequeña fortuna en paneles. Pienso que el gobierno debería apoyar estas energias alternativas no contaminantes. Muchisima gente apostariamos por ellas sin dudar.
Saludos.

Adamantio dijo...

Como he manifestado, una empresa, si es sancionada, o busca artificios legales para escaquearse, o se va a otro país en el que no sea sancionado. Por tanto, cambiando multas por obligaciones de inversión, se garantiza mayor “colaboración” y por consiguiente mayor efectividad, pues dichas INVERSIONES se considerarían de forma diferente desde el punto de vista bursátil, impositivo y contable. Si gracias a éllas se descubre algo rentable, la empresa acabará ganando dinero, y los ciudadanos podrán tener energía limpia.

Es evidente que en los primeros pasos de toda tecnología, la rentabilidad brilla por su ausencia, pero persistiendo se puede llegar a obtener. Ahí está la universalización del automóvil, o las pantallas de LCD :p

Y evidentemente, habría que nombrar una institución que auditara los proyectos de investigación, ya fueran propios de las empresas, o de universidades.


Por último, sí es increíble que en España no se fomente más la energía solar… Paradójico jeje

Anónimo dijo...

A ver, a ver, a ver. Cuando usted propone obligaciones de I+D en lugar de multas por contaminar, ¿se refiere a la industria en general o en concreto a la industria de generación eléctrica?

Supongamos que se refiere al primer caso. Su razonamiento es de economista. Es decir, que sobreentiende que cuanto más se invierte en una investigación, más probable que se descubra algo que permita eliminar esa contaminación. Pero en ciencia no se puede jugar con tales certezas. ¿Y si no se descubre nada al respecto? ¿Y si pasan 15 años sin resultados tangibles en lo que nos ocupa? Es posible que en esos 15 años se descubran verdaderas maravillas, pero nada que sirva para mitigar esa contaminación. Incluso es posible que esas maravillas incrementen esa contaminación. Y no digamos si nos metemos con la paradoja de Jevons.
En definitiva, y siguiendo con mi ejemplo, 15 años de inversiones y 15 años emporcando el entorno.
Su idea (si es que es suya) no es mala, pero habría que matizarla mucho.

Supongamos que se está refiriendo a la industria de generación eléctrica. Bueno, pues tres cuartos de lo mismo. Sólo matizar que esta industria en concreto no se suele trasladar al Tercer Mundo por 2 razones.
1. La primera, porque tiene graves riesgos geoestratégicos confiar todo o parte del abastecimiento eléctrico a otro país que podría ser inestable, como es lo habitual en el Tercer Mundo.
2. La generación eléctrica no debe realizarse a gran distancia de los centros de consumo. No sale rentable.
En el caso de España, corren rumores de construir centrales nucleares en Marruecos, pero no creo que la cosa vaya muy adelante porque esa energía sólo sería rentable en Andalucía. Para el resto del país, queda demasiado lejos.
A menos que se inventen materiales superconductores asequibles. Eso, que yo sepa no ha sucedido. Por contra, el cobre, que es lo mejor que tenemos para eso, cada vez es más caro.

Adamantio dijo...

Me refería a todas las industrias contaminantes: no tendría sentido obligar a las eléctricas a invertir, y permitir que las siderúrgicas, metalúrgicas y de automoción se fueran de rositas.

Y evidentemente, pueden pasar años sin que se descubra la solución, pero aún así, con I+D existe la posibilidad de encontrar soluciones, o de perfeccionar las existentes: un aerogenerador actual produce 10-15 veces más energía que uno de los 80.

Si por el contrario aplicamos la política de multas, en el fondo no se va a solucionar la contaminación a nivel mundial, porque como le he dicho:
- Las empresas emigrarían a países menos estrictos.

- Los países en desarrollo no sacrificarían su crecimiento económico por criterios medioambientales: fíjese en China


Con el I+D hay una posibilidad, con las multas, pues son políticamente correctas a corto plazo, pero no solucionan nada, porque la contaminación del aire, no conoce fronteras.

Ideas Libérrimas - 2008 -