Recientemente se ha estrenado en USA la sexta temporada de la genial serie de televisión House. En ella retomamos la línea argumental del último capítulo de la pasada temporada, y nos encontramos al doctor House en un hospital psiquiátrico. Allí se pasa meses y meses desintoxicándose de su adicción a los analgésicos, atado a la cama, y sufriendo lo indecible.
Pero la verdadera continuación argumental surge una vez superada la adicción física, cuando nuestro protagonista es trasladado a la planta de recuperación psicológica. Aunque a efectos legales, tiene la capacidad de poder pedir el alta voluntaria y escapar de ese infierno, el médico jefe le deja muy claro que jamás le entregará una carta recomendando al Colegio de Médicos que le devuelva la licencia profesional para poder ejercer, sino se somete a tratamiento psicológico.
House se ve en una encrucijada, ya que es consciente de que la Medicina no solo es su profesión, sino que es lo que define su vida, por lo que decide aceptar las condiciones impuestas, pero a su estilo, es decir, usando sus capacidades analíticas para encontrar el punto débil de sus “captores”, y obligarles a que le den el alta, con licencia médica incluida, y en el menor tiempo posible.
Así, cuando Gregory House llega a la planta de enfermos psiquiátricos, se encuentra un panorama que sin duda recordará a la película “Alguien voló sobre el nido del Cuco”, ya que tenemos a una chica que lleva meses sin hablar, un paranoico, un joven que se cree un superhéroe etc. Y, por descontado, House les diagnostica en su primera sesión de terapia conjunta, aprovechándose de ellos para arremeter contra el personal sanitario.
Para nuestro protagonista, el resto de pacientes solo son instrumentos a usar en su proceso de liberación, dejándoles claro a los integrantes de la plantilla sanitaria, que su vida será un infierno si no le “liberan” en las condiciones que él desea. Y así, empieza una gran batalla entre nuestro peculiar doctor y el personal sanitario, en la que hay múltiples engaños, intentos de chantaje y un permanente juego del ratón y el gato.
No obstante, y aunque pudiera parecer imposible, House está perdiendo la partida, por lo que decide subir la apuesta, provocando un incidente con catastróficas consecuencias, que le hará dar marcha atrás en su política, y someterse totalmente al tratamiento que le han impuesto. Además, en todo este proceso, también llega a medio enamorarse de una de las visitantes habituales del hospital, que también le hará sufrir.
Al final del proceso, House se ha transformado en una persona con capacidad de empatía, siendo consciente de que él no es una deidad exenta del sufrimiento y dolor emocional que el resto de humanos sufre, y que por tanto, debe tener un “comportamiento más humano” con sus congéneres.
Ahora bien, la parte interesante de esta nueva temporada versará sobre cómo el renovado doctor House mostrará su redescubrida humanidad con sus pacientes. ¿Será una lucha imposible o podrá reinventarse nuestro protagonista?
Pero la verdadera continuación argumental surge una vez superada la adicción física, cuando nuestro protagonista es trasladado a la planta de recuperación psicológica. Aunque a efectos legales, tiene la capacidad de poder pedir el alta voluntaria y escapar de ese infierno, el médico jefe le deja muy claro que jamás le entregará una carta recomendando al Colegio de Médicos que le devuelva la licencia profesional para poder ejercer, sino se somete a tratamiento psicológico.
House se ve en una encrucijada, ya que es consciente de que la Medicina no solo es su profesión, sino que es lo que define su vida, por lo que decide aceptar las condiciones impuestas, pero a su estilo, es decir, usando sus capacidades analíticas para encontrar el punto débil de sus “captores”, y obligarles a que le den el alta, con licencia médica incluida, y en el menor tiempo posible.
Así, cuando Gregory House llega a la planta de enfermos psiquiátricos, se encuentra un panorama que sin duda recordará a la película “Alguien voló sobre el nido del Cuco”, ya que tenemos a una chica que lleva meses sin hablar, un paranoico, un joven que se cree un superhéroe etc. Y, por descontado, House les diagnostica en su primera sesión de terapia conjunta, aprovechándose de ellos para arremeter contra el personal sanitario.
Para nuestro protagonista, el resto de pacientes solo son instrumentos a usar en su proceso de liberación, dejándoles claro a los integrantes de la plantilla sanitaria, que su vida será un infierno si no le “liberan” en las condiciones que él desea. Y así, empieza una gran batalla entre nuestro peculiar doctor y el personal sanitario, en la que hay múltiples engaños, intentos de chantaje y un permanente juego del ratón y el gato.
No obstante, y aunque pudiera parecer imposible, House está perdiendo la partida, por lo que decide subir la apuesta, provocando un incidente con catastróficas consecuencias, que le hará dar marcha atrás en su política, y someterse totalmente al tratamiento que le han impuesto. Además, en todo este proceso, también llega a medio enamorarse de una de las visitantes habituales del hospital, que también le hará sufrir.
Al final del proceso, House se ha transformado en una persona con capacidad de empatía, siendo consciente de que él no es una deidad exenta del sufrimiento y dolor emocional que el resto de humanos sufre, y que por tanto, debe tener un “comportamiento más humano” con sus congéneres.
Ahora bien, la parte interesante de esta nueva temporada versará sobre cómo el renovado doctor House mostrará su redescubrida humanidad con sus pacientes. ¿Será una lucha imposible o podrá reinventarse nuestro protagonista?
2 comentarios:
No soy seguidor de la serie, pero lo cierto es que esta temporada promete.
Yo soy un fan total. me encanta ese personaje jeje
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