En esta semana hemos vivido el comunicado de Imaz anunciando que no concurrirá a las elecciones a la presidencia del PNV. Ha causado cierto revuelo político, ya que representaba el ala más moderada, dialogante, pactista y pragmática del PNV. Oficialmente se autoexcluye para evitar “debilitar el partido” por las posibles diferencias internas (especialmente con el “sector soberanista” que representan Eguibar e Ibrarretxe.
En el fondo se trata de una “batalla entre las dos almas del PNV”:
- Por una parte tenemos a Imaz, que representa al pragmatismo integrador de un sector que considera que en un mundo globalizado, en el que la integración económica, política y cultural es la realidad de cada día, aventurarse a autodeterminaciones o independencias solo puede provenir de gente “extremista y fanatizada” al servicio de un mesianismo étnico y nacional acuñado por el fundador Arana. Y es que Imaz entiende que la sobreexcitación sentimental de aspiraciones independentistas y la recreación constante del enemigo exterior como aglutinante, es algo caduco en el siglo XXI. Claro ejemplo de ello es que en su carta de despedida afirma: “conceptos como el del estado-nación, soberanía o independencia adquieren hoy tintes necesariamente diferentes de lo que en el pasado representaban”.
- A las tesis de Imaz se enfrenta el “sector soberanista” representado por Eguíbar (sucesor ideológico de Arzalluz), que quiere la independencia del País, Vasco, y que está dispuesta a hacer un referendum ilegal para conseguirlo, ya que al fin y al cabo, para éllos, implantar el sueño independentista del fundador, está por encima de cualquier otra meta. Y para conseguirlo, no dudarán en utilizar todos los instrumentos a su alcance.
Así, haciendo un análisis histórico, podemos observar cómo este partido, desde que tocó poder, ha hecho una serie de políticas tendentes a materializar los sueños de Sabino Arana (un integrista, ultranacionalista, racista y xenófobo). A continuación se hará una comparación entre algunos de los espeluznantes puntos de la “doctrina aranista”, y la aplicación que el PNV ha hecho de éllos en sus años de gobierno:
- “Antiliberal y antiespañol es lo que todo bizkaino debe ser".
Solamente hay que ver la política de adoctrinamiento que ha puesto el PNV en todos los sectores que domina (económicos, políticos, sociales etc) para darse cuenta de que hay un escandaloso “fomento de todo lo antiespañol”. De hecho, en las ikastolas no se estudia “España”, sino “Euskal Herría y los demás pueblos de la península”.
- “El roce de nuestro pueblo con el español causa inmediata y necesariamente en nuestra raza ignorancia y extravío de inteligencia, debilidad y corrupción de corazón" o la genial : "¡Ya lo sabéis, Euzkeldunes, para amar el Euzkera tenéis que odiar a España".
Implementando el punto anterior, se ha pretendido “construir un Estado Vasco”, totalmente separado del resto de España. Pasito a pasito, reclamando más y más competencias, financiación, y ejerciendo la labor de adoctrinamiento antes mencionada, se pretende la segregación fáctica, lo que ha obligado a muchos vascos a “exiliarse de su tierra”. La separación se lleva a cabo hasta en los más irrelevantes aspectos de la vida cotidiana: por ejemplo, en los mapas del tiempo de ETB, de nuevo se extralimitan territorialmente, incorporando como propios, Navarra y el País Vasco francés; y por supuesto, desvinculándose de España.
- "Oídle hablar a un bizkaino, y escuchareis la más eufórica, moral y culta de las lenguas; oídle a un español, y si solo le oís rebuznar, podéis estar satisfechos, pues el asno no profiere voces indecentes ni blasfemias".
Mediante el sistema educativo, la ETB, y el fomento de asociaciones culturales nacionalistas, se ha pretendido implantar un “proceso de inmersión lingüística obligatoria”, en el que los castellano – parlantes sean discriminados, procurando solamente el fomento del euskera. La aceptación de una sociedad bilingüe es algo que detestan, y su “fantasía erótica” es exterminar cualquier vestigio de la lengua cervantina en “su Euskal Herría”.
- Les aterra oír que a los maketos se les debe despachar de los pueblos a pedradas. ¡Ah la gente amiga de la paz..! Es la mas digna del odio de los patriotas"
Se fomenta un sistema de exclusión de todos los “españolistas”, por una parte durante años se ha mirado hacia otra parte cuando ETA y sus organizaciones afines usaban la violencia para eliminar o amedrentar a todo aquel que no estuviera dispuesto a plegarse al nacionalismo. También se ha hecho una INDECENTE EQUIPARACIÓN, entre el “sufrimiento de las víctimas” y el “sufrimiento de los terroristas”. Esto siempre me ha dado un asco terrible, pero para la mentalidad nacionalista, “ambos son iguales”. Y aunque hagan discursos políticamente correctos “sobre la paz”, en el fondo lo que quieren es imponer su postura, ya sea por las buenas o por las malas. Lo triste es que hay “talantosos” que les siguen el juego
- “¿Qué es, pues, lo que respecto de la pureza de la raza se contiene en el programa nacionalista? Puede reducirse en los puntos siguientes:
1) Los extranjeros podrán establecerse en Bizkaya bajo la tutela de sus respectivos cónsules; pero no podrán naturalizarse en la misma. Respecto de los españoles, las Juntas Generales acordarán si habrían de ser expulsados, no autorizándoseles en los primeros años de independencia la entrada en territorio bizkaino, a fin de borrar más fácilmente toda huella que en el carácter, en las costumbres y en el idioma hubiera dejado su dominación.
2) La ciudadanía bizkaina pertenecerá por derecho natural y tradicional a las familias originarias de Bizkaya, y en general a las de raza euskeriana, por efecto de la confederación; y, por cesión del poder (Juntas Generales) constituido por aquéllas y éstas, y con las restricciones jurídicas y territoriales que señalara, a las familias mestizas euskeriano-extranjeras”.
Aunque supongo que a cualquier persona con dos dedos de frente, esta cita le habría parecido una auténtica barbaridad, ya que es más digna de un partido neonazi, que de un partido democrático en el siglo XXI, no es infrecuente oír hablar a determinados dirigentes del PNV, como Arzalluz, de que en un “Estado Vasco”, habría unos individuos, los “vascos vascos”, que tendrían plenos derechos, frente a otros, a los que en el mejor de los casos, y si se les permitiera seguir residiendo en el País Vasco, se les debería tratar “como a los alemanes en Mallorca”. ¿Lamentable, verdad?
Bien, después de ver algunos rasgos básicos de la doctrina peneuvista, supongo que ya es más fácil entender la causa por la que Imaz ha decidido no seguir con sus tesis, sabiendo cómo es buena parte del sustrato del PNV.
Y ahora se plantean las opciones de futuro:
· La primera de éllas, es una “maquiavélica estratagema” de Imaz, según la cual, ante su dimisión para no desunir el PNV, y evitar una posible segregación, como la que sufrió en los años 80 con Garaicoetxea y la fundación de Eusko Alkartasuna, tanto Imaz como Eguíbar, renunciarían a sus candidaturas, y se nombraría un “presidente de consenso” que mantuviera unido el partido. Como dentro del PNV, la federación vizcaína es la más fuerte, y por tanto, la que más votos tiene, Iñigo Urkullu (amigo de Imaz) sería el candidato “que resolvería la situación”. Los malpensados afirman que en pago por esta maniobra, éste elegiría a Imaz como candidato a lehendakari (ante la previsible salida de Ibarretxe).
· La segunda opción, es que, siguiendo las directrices de Arzalluz, Eguíbar aproveche la situación para hacerse con el poder, e imponga sus tesis soberanistas, en colaboración con el actual lehendakari. Las malas lenguas afirman que este núcleo duro preferiría las disputas internas a la renuncia a los ideales aranistas. Es evidente que un PNV dirigido por Eguíbar provocaría una hecatombe en sus relaciones con los demás partidos, tanto en el ámbito nacional como autonómico. Y es que el señor Eguíbar, tiene de todo menos “talante”.
· La tercera y última opción, es que dado que las posturas pueden llegar a ser irreconciliables, y ante la incapacidad de encontrar el “candidato de consenso”, se vuelva a producir en el PNV otra escisión. Por un lado estaría el “partido de Imaz”, con su nacionalismo moderado y pactista, y por el otro el de Eguíbar con su independentismo radical.
Aunque a muchos esto puede suponerles algo terrible, ya que consideran que un PNV fuerte ayuda a estabilizar el País Vasco, personalmente creo que puede ser una excelente solución, con verdadero futuro (y no como el actual status quo de gobierno eterno del PNV). Me explico: dadas las características de nuestra ley electoral, a igual número de votos, pero repartidos entre los dos partidos emergentes de la escisión, le corresponderían menos escaños parlamentarios. Partiendo de que ambos partidos no iban a poder colaborar, debido a sus profundas divergencias, por una parte el partido de Eguíbar acabaría aliándose con el sector independentista (batasunos o sustitutos), mientras que el partido de Imaz estaría suficientemente debilitado en número de escaños como para no poder ejercer un gobierno de “mayoría minoritaria” como el que viene haciendo hasta ahora.
Para formar gobierno, se debería volver a un “pacto transversal” que incluyera a un partido “constitucionalista”, que en teoría, debe diluir veleidades independentistas (aunque está la cosa como para fiarse de Patxi López o de ZP….).
Y ya puestos a soñar despiertos, incluso podría darse la cómica situación en la que una alianza de partidos constitucionalistas pudiera sacar del gobierno a los nacionalistas, al estar estos atomizados en diversos partidos irreconciliables, como casi sucedió cuando Mayor Oreja se quedó a muy pocos escaños de, junto con Nicolás Redondo, desbancar a Ibarretxe.
Supongo que alguno me acusará de “aprendiz de brujo” por desear la implosión del PNV, pero seamos sinceros: han estado gobernando durante casi 30 años, y todo lo que han hecho ha sido licuar toda presencia española en la sociedad vasca. Difícilmente la cosa pueda ir a peor. Y si lo fuera, ante la situación que podría crearse, siempre nos quedaría el 155 CE (lo sé, como siempre, mi apuesta es muy fuerte).